Santo Domingo Savio: un joven que se hizo santo amando a Dios y a María Auxiliadora, estando siempre alegre y haciendo felices a los demás

                      escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

             Abogado

                                 machadosanz@gmail.com

                                      @caballitonoble 

1- San Juan Bosco le preguntó una vez a Santo Domingo Savio quien jugaba a los bolos con sus compañeros en el colegio qué haría si supiera que se iba a morir en los próximos minutos, a lo que respondió: «seguiría jugando a los bolos».

Hay que ver el grado de santidad que hay que tener para contestar de esa manera esta pregunta, que alma tan limpia hay que tener para responder que  si se fuera a morir pronto, seguiría jugando con mis amigos. 

La respuesta que le dio Santo Domingo a San Juan Bosco no la pudiera dar todo el mundo. En lo personal es una de las respuestas que más me ha impactado e impresionado en la vida y que a la vez más aleccionadora. Cuando la Iglesia declara que una persona es santa o beata, no solo declara que oficialmente está con Dios en el cielo sino que lo pone como modelo de vida a imitar. 

Santo Domingo Savio dio tal testimonio de santidad que no respondió que saldría corriendo a confesarse, o que le pediría perdón a fulano por el daño que le hizo, o que le diría la verdad a zutano ya que previamente le dijo una mentira, o que le devolvería lo robado a perencejo, o muchas de estas respuestas afines o conexas, sino que respondió que si se supiera que se va morir pronto, terminaría su partido de bolos… Así tendría tranquila su conciencia, limpia su alma y estaba lleno de paz interior que dio semejante respuesta.

 

2- Por otra parte, Dios nos ama, también ama nuestras buenas obras y también por ejemplo ama el juego de bolos que nos distraen, nos relajan y nos dan sano esparcimiento y recreación y además, también ama los bolos con las que jugaba Santo Domingo Savio ya que la fabricación de esos bolos y afines son fruto del trabajo de los seres humanos. 

 

“Quién diga que Dios ha muerto

que salga a la luz y vea

si el mundo es o no tarea

de un Dios que sigue despierto.

Ya no es su sitio el desierto

ni en la montaña se esconde;

decid, si preguntan dónde,

que Dios está -sin mortaja-

en donde un hombre trabaja

y un corazón le responde. Amén”

Liturgia de la sexta. Liturgia de las horas

 

 

3- San Juan Bosco le recomendó a Santo Domingo Savio lo siguiente:

“Está siempre alegres, haciendo bien las cosas que tenemos que hacer, porque Jesús lo quiere”. Fin de la cita. Texto sacado de una biografía de Santo Domingo Savio publicada en Reporte Católico Laico.  

Esta alegría está basada como veremos más adelante, en la espiritualidad salesiana que aplicó San Juan Bosco con Santo Domingo Savio, sigamos leyendo:

 

“Por un momento Domingo piensa imitar a los santos en sus prácticas de penitencia y en unas prolongadas y extraordinarias prácticas de piedad. Pero aquí interviene su guía espiritual Don Bosco:

 

“Domingo, lo que Dios quiere de ti, como adolescente, es que cumplas siempre bien tus deberes de estudiante, trates de hacer el bien a tus compañeros y estés siempre alegre”. 

 

Y cosa maravillosa: este nuevo impulso de querer ser santo y de que es posible lograrlo, le proporciona una profunda alegría, y de tal modo la suscita que la alegría viene a definir esta santidad tan salesiana y juvenil…”Fin de la cita. Ibíd. 

 

4- Santo Domingo Savio “nace en Riva de Chieri, Italia, en la humilde casita de los esposos Carlos y Brígida, el 2 de abril de 1842. Al año siguiente toda su familia se traslada a las colinas de Murialdo. Es un niño del pueblo, nacido en una familia profundamente cristiana y joven, pobre y repetidamente probada….

El 2 de octubre de 1854 conoce a Don Bosco. Este santo sacerdote lo guiará por el camino de la santidad juvenil, convirtiéndose en su padre, maestro y amigo. Lo lleva a estudiar a Turín. Tiene en ese momento12 años y medio. Allí pasa su adolescencia, viviendo como pupilo con los muchachos pobres que el mismo Don Bosco recoge en su Oratorio”. Fin de la cita. Ibíd.

 

Pues bien, un santo sacerdote Salesiano, el Padre Moisés Consoni, en una Misa que dio, en el sermón dijo lo siguiente:

 

Una vez, unos muchachos compañeros de Santo Domingo Savio en el Oratorio de Turín, tuvieron un conflicto que iba a terminar en un duelo a pedradas, Cuando ya estaba a punto de estallar dicho duelo,  Santo Domingo Savio se mete en el medio. Ambos lados se sorprendieron y desde ambos lados le gritaban lo siguiente:

 

“Quítate Domingo, el problema no es contigo…”

 

Pero Santo Domingo Savio les respondió lo siguiente:

 

“Si quieren tirarse piedras entre ustedes, primero me las tendrán que tirar a mí porque no me muevo de aquí hasta que todos bajen las piedras”. 

 

Y resultó que depusieron las piedras y se reconciliaron gracias a Santo Domingo Savio”.

 

Lo anterior está muy bien descrito en el artículo que apareció en Reporte Católico Laico y que fuere anteriormente citado:

 

“Con sus compañeros sobresale en dos actitudes: rechaza aprobarlos y seguirlos en sus comportamientos reprensibles; pero por otro lado irradia simpatía y “es la delicia de ellos”… Es decir: tiene firmeza unida a dulzura”. Fin de la cita. 

5- San Juan Bosco fundó la congregación de los salesianos. Se llaman así porque se inspiró en San Francisco de Sales (1566-1622). Éste fue obispo de Ginebra y le tocó enfrentarse a Calvino pero decía que la lucha y el apostolado había que darlos a través de la dulzura, de la amabilidad y del buen trato. Escribió:

 

“Me gustan estas tres virtudes: la dulzura del corazón, la pobreza de espíritu y la sencillez de la vida”

 

Como antes dijimos, le tocó combatir la Reforma de Calvino en Ginebra pero siempre buscó ser amable, dulce y caballero.  Escribió muchos volantes en defensa de la fe católica y por eso Pio XII lo nombró patrono  de los periodistas pero jamás lo hizo a través de insultos, descalificaciones o maltratos

 

Hay una fábula que relata muy bien lo que quiero decir:

 

El viento retó al sol y le dijo:

 

“¿Ves a ese hombre abajo con una capa? A que le quito la capa y tú no. Yo tengo más fuerza que tú, primero yo”. 

 

“Muy bien”, dijo el sol. 

 

Pues bien, el sol se apartó, y vino el viento y arreció salvajemente contra aquel hombre para que se quitara la capa, pero mientras más duro lo golpeaba el viento, más el hombre se aferraba a su capa.

 

Le tocó el turno al sol y le dijo al viento:

 

“No pudiste, es mi turno, ahora te apartas tú”

 

En consecuencia se apartó el viento y apareció el sol. El sol lo único que hizo fue sonreír, y el hombre lleno de calor se quitó la capa. 

 

Esto me hizo recordar el titular de un reportaje  aparecido en El Diario El Nacional, de un muy famoso y excelente periodista venezolano llamado Arístides Bastidas, fue al día siguiente de cuando mataron a Martin Luther King, en Abril de 1968:

 

“Martin Luther King murió convencido en que la confraternidad humana es una fuerza más poderosa que el odio”

 

San Francisco de Sales decía que cuando se estaba muy enojado era mejor callarse y esperar a que se le pasara la rabia para poder hablar ya que en estado de enojo era muy probable que se dijeran cosas de lo cual uno siempre se arrepentiría de haberlas dicho y que muchas veces ya no podía recogerlas y se causaban severas heridas muy difíciles de curar. Esto último lo afirma en su “tratado del amor de Dios”, su obra más importante.

 

Y en ese simpático personaje de San Francisco de Sales  fue donde San Juan Bosco puso el carisma de su gran obra, como lo es la obra salesiana que comenzó en el Oratorio de Turín a donde fue a parar Santo Domingo Savio, obra basada en atender a los jóvenes más abandonados, a los que por ejemplo antes de enseñarles el Catecismo les hacía números de magia, y luego que los muchachos se reían y relajaban, les daba el Catecismo y así asimilaban mucho mejor el Catecismo que si se los hubiera enseñado de la manera tradicional. Don Bosco era un gran psicólogo. 

 

El Papa quiso hacer a Don Bosco obispo y cardenal, pero le contestó:

“Santidad, déjeme como estoy. ¿Se imagina cómo se reirían de mí mis muchachos viéndome con esas ropas rojas?” 

 

San Juan Bosco puso como patrona de las obras salesianas a la Virgen María en su devoción de María Auxiliadora. Su fiesta es el 24 de mayo. Esta fecha es ese día porque Napoleón había puesto preso al Papa en El Palacio de Fontainebleau. El Papa le pidió a  La Virgen que lo ayudara a volver a Roma y le prometió que el día que volviera se lo dedicaría y cuando volvió a Roma, como pago de la promesa, le dedicó el día 24 de mayo como fiesta litúrgica de María Auxiliadora.

 

Volvemos a citar el artículo que apareció en Reporte Católico Laico y que fuere anteriormente citado ya que se relaciona con este último punto: 

 

“Domingo tuvo la suerte de encontrar un guía espiritual en Don Bosco y de saber aprovecharlo. Y así se encuentran la generosidad de un adolescente con la luz de un verdadero sacerdote amigo del alma. 

 

Cuando llegó al Oratorio leyó el cartel puesto sobre la puerta del cuarto de Don Bosco: “¡Denme almas, y llévense lo demás!”; y con espontaneidad le dijo: “Don Bosco, aquí se trata de un negocio, la salvación de las almas. Pues bien, yo seré la tela y usted será el sastre. Haga de mí un hermoso traje para el Señor”. A esta docilidad en dejarse guiar, atribuye Don Bosco la orientación de Domingo hacia su santidad de estudiante”. Fin de la cita. Ibíd.

6- “¿Por qué este adolescente es Patrono de las mamás embarazadas?

 

“Estando Domingo en el Oratorio en Turín, un día le pide a Don Bosco que le deje ir a ver a su mamá porque está enferma. Don Bosco no sabe explicarse, pues nadie se lo había dicho, ni él mismo lo sabía; pero ante la insistencia de Domingo se lo permite. 

 

Al llegar cerca de la casa los familiares le quieren impedir que entre a ver a su mamá, pues está luchando por dar a luz a un nuevo hijo y corre grave peligro de morir en el intento. Domingo no hace caso y entra, se arroja sobre la mamá, la abraza, la besa y disimuladamente deja sobre el pecho de ella un escapulario de la Virgen María. Regresa después al oratorio y se presenta a Don Bosco para agradecerle el permiso y para decirle que su madre está perfectamente bien. 

Efectivamente la mamá pudo dar a luz sin ningún problema a su hijito. Todos vieron que esto fue un milagro. La mamá conservó este escapulario. Y lo prestaba a las vecinas y a las mismas hermanas de Domingo cuando tenían dificultades en el embarazo. Los médicos, enterados, lo recomendaban a sus pacientes. Fueron muchas las gracias conseguidas con aquel milagroso escapulario. 

 

Se lo puede adquirir en las librerías y/o santerías salesianas, con la imagen del Patrono Domingo Savio, junto con la oración y la historia detallada de este milagro”. Fin de la cita. Ibíd. 

 

7-  “El 1 de marzo de 1857 su delicada salud se agrava. El médico aconseja que vaya a su casa y allí se reponga. Al despedirse de Don Bosco y de sus compañeros les dice: “Nos veremos en el paraíso”. Intuía que muy pronto iba a morir.

Efectivamente, el 9 de marzo, postrado en la cama, en un momento se incorpora y le dice a su papá que lo asiste: “Papá, ya es hora”, y va repitiendo las oraciones de los moribundos que entre sollozos lee el papá. Luego parece adormecerse. Pasados algunos minutos entreabre los ojos y con voz clara y sonriente exclama: “Adiós, querido papá, adiós. ¡Oh, qué hermosas cosas veo!”, y expira con las manos juntas sobre el pecho, tan dulcemente que su padre cree que se adormece de nuevo. Tenía 14 años y 11 meses… 

 

Algunos años después de su muerte se aparece a Don Bosco en uno de sus famosos sueños. Éste le pregunta: “Domingo, ¿qué es lo que más te consoló en el momento de tu muerte?”. Y la respuesta de Domingo: “La asistencia de la poderosa y amable Madre del Salvador”. Fin de la cita. Ibíd.

8- “¡Adolescente santo, de sólo 15 años de edad! El primero que a tan corta edad, sin ser mártir, fue declarado santo por el Papa Pío XII el 12 de junio de 1954. En esa ocasión el mismo Papa dijo: “Con admiración se descubren en él los maravillosos caminos de la gracia, y una adhesión permanente y sin reservas a las cosas del cielo que su fe percibía con rara intensidad”. Su antecesor el Papa Pío XI dijo de él: “Pequeño, mejor aún, gran gigante del espíritu”. Fin de la cita. Ibíd. 

 

9- Santo francisco de Sales, San Juan Bosco y Santo Domingo Savio fueron 3 santos que hicieron de la alegría, la amabilidad, la dulzura y el buen trato, un camino de santidad, lo cual no quiere decir que fueran bobos y no tuvieran carácter ( tener carácter no significa tener mal carácter y no está reñido con tener buen carácter ). Santo Domingo Savio demostró carácter en el episodio del “duelo a piedras” narrado en el punto número 4, el duelo lo evitó en una mezcla de firmeza con amabilidad. 

 

¡Un gran santo, santo Domingo Savio!

escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

Abogado

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