El juicio a Jesús: la injusta condena a muerte de un inocente

escrito por LUIS ALBERTO MACHADO SANZ

Abogado

machadosanz@gmail.com

@caballitonoble 


I) Lo primero que hay que decir del juicio a Jesús es que se pudiera resumir con la siguiente expresión: 

 

La injusta condena de Jesús es la horrenda condena de un inocente, inocente entre los inocentes. 

 

San Dimas proclama la inocencia de Jesús. Más adelante veremos que también Herodes, Poncio Pilatos, la mujer de Poncio Pilatos y hasta Judas Iscariote proclamaron la inocencia de Jesús (a la manera de cada uno de ellos). 

San Dimas es el llamado “buen ladrón” y Gestas es el otro ladrón, ambos murieron junto a Jesús. Los evangelios los llaman “ladrones” pero también los llama “malhechores”. En el Calvario había tres cruces, la Cruz de Jesús, la Cruz de San Dimas y la cruz de Gestas.  Son varios los evangelistas que se ocupan de este asunto. Aclaramos esto porque por ejemplo  de la parábola del “Hijo Pródigo solo se ocupa San Lucas” en el capítulo 15. Veamos: 

"Y con Él crucificaron dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda de Él. Y fue cumplida la Escritura que dice: Y fue contado entre los inicuos”. 

"Uno de los malhechores le insultaba diciendo: ¿No eres Tú el Mesías? Sálvate a Ti mismo y a nosotros. 

 

"Más el otro, respondiendo, le reconvenía diciendo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros, la verdad, lo estamos justamente, pues recibimos el justo pago de lo que hicimos; más Éste nada ha hecho; y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu reino. Jesús le respondió: En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Marcos 17, 27s. y Lucas 23, 39-43). 

Ahora bien, San Dimas fue canonizado por el mismo Jesucristo. Su fiesta litúrgica se celebra el 25 de marzo. Antes de recibir las palabras de Jesús en las que les dice que “hoy estarás conmigo en el Paraíso”, reconoce su pecado: “pues recibimos el justo pago de lo que hicimos”. También  proclama que Jesús es inocente: “Éste nada ha hecho”

Este hecho de San Dimas que declara “Éste nada ha hecho”  como que pasa un poco desapercibido ante el muy famoso “acuérdate de mí cuando estés en tu reino” (“Éste nada ha hecho” es lo mismo que decir que es “inocente”) 

II) Lo segundo que vamos a decir es que Jesús no negoció para salvarse de la muerte que le venía debido al juicio injusto que sabía que le venía. 

 

Obviamente que hay que conciliar, negociar, llegar a acuerdos. Esto puede ser la diferencia entre la civilización y la barbarie, pero hay cosas que no son negociables, que no son conciliables, en las que no se pueden llegar a acuerdos. Veamos por ejemplo como en una de las tres tentaciones de Nuestro Señor Jesucristo, no negoció con el diablo. Es decir, no cayó en la tentación que le puso el diablo. Veamos: 

"1.El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo… 8. A continuación lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todas las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas. 9. Y le dijo: «Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras.» 10. Jesús le dijo: «Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás.» 11. Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles a servirle." Mateo 4. 1. 8-11 

Evidentemente que lo que le propuso el diablo a Jesús fue una negociación indigna, Jesús no cayó en la tentación de negociar con el diablo esta negociación indigna:

«Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras» O sea el diablo le daba todas «las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas”, lo anterior a cambio de adorar al diablo.

Jesús no dialogó con el diablo, Jesús no se enganchó con el diablo, no lo dejó hablar, solamente le dijo «Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás.». En relación a este tema el Santo Padre, el Papa Francisco dijo que con el diablo no se dialoga: 

A) “No puede haber diálogo con el príncipe de este mundo, ¡que esté claro!” remarcó, y señaló que “el diálogo proviene de la caridad, del amor. Pero con ese príncipe es imposible dialogar: uno solo puede responder con la Palabra de Dios, que nos defiende” (ACI/ EWTN Noticias). Homilía en el Misa celebrada el 11 de octubre de 2013, en la capilla del Domus Santa Marta.

B) Papa Francisco: El diablo no es un mito y debemos combatirlo

“En la Misa de este jueves que presidió en la capilla de la Casa Santa Marta en donde reside, el Papa Francisco explicó que el diablo sí existe, no es un mito y debemos luchar contra él con las armas de la verdad y la fe… 

El Papa explicó asimismo que los enemigos de la vida cristiana son el demonio, el mundo y la carne. A continuación cuestionó. Entonces “¿de qué me tengo que defender? ¿Qué tengo que hacer? ‘Revístanse con la armadura de Dios’ nos dice Pablo. Es decir que lo que es de Dios nos defiende, para resistir a las insidias del diablo. ¿Está claro? Claro. No se puede pensar en una vida espiritual, en una vida cristiana, sin revestirse de esta armadura de Dios, que nos da fuerza y nos defiende”.

San Pablo subraya que esta lucha no es contra las cosas pequeñas, “sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal. Es decir, contra el diablo y los suyos”. 

Sin embargo, continuó el Papa, “a esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal ¡pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra él! ¡Lo dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios! Aunque no estamos muy convencidos de ello”. 

Luego de recordar que “el diablo es mentiroso, es el padre de los mentirosos, el padre de la mentira” y reiterando con San Pablo, que hay que estar “ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza”, el Santo Padre volvió a destacar que “no se puede ser cristianos, sin trabajar continuamente para ser justos. No se puede”. VATICANO, 30 Oct. 14 / 08:06 pm (ACI).-

C) La advertencia del Papa Francisco desde México: ¡Con el demonio no se dialoga!

“Esta frase la dijo el Papa Francisco, el 14 de febrero del presente año 2016, en la homilía de la Santa Misa en el primer domingo de Cuaresma, celebrada en la cuidad de Ecatepec, México, a la que asistieron un millón de personas. Ya el Papa había expresado este concepto, en la homilía de la Santa Misa, en la capilla del Domus Santa Marta, el 11 de octubre del pasado año 2013, en la que textualmente dijo lo siguiente:

 “No puede haber diálogo con el príncipe de este mundo, ¡que esté claro!”. El diálogo proviene de la caridad, del amor. Pero con ese príncipe es imposible dialogar: uno solo puede responder con la Palabra de Dios, que nos defiende”.

“En su reflexión en la Misa por el primer domingo de Cuaresma que celebró en Ecatepec ante casi 400 mil almas -un millón en total contando las que estaban fuera de la explanada del Centro de Estudios Superiores- el Papa Francisco alertó sobre el peligro que tiene todo cristiano de caer en las mismas tentaciones con las que el demonio tentó a Jesús en el desierto.

En palabras improvisadas en la homilía, el Santo Padre explicó que en “el Evangelio Jesús no le contesta al demonio con ninguna palabra propia sino que le contesta con las palabra de Dios con las palabra de la escritura. Porque hermanos y hermanas metámoslo en la cabeza con el demonio no se dialoga, no se pueda dialogar porque nos va a ganar siempre, solamente la fuerza de la palabra de Dios lo puede derrotar”.

Él ha venido a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! Por favor, ¡no negociemos con el demonio! Él trata de volver a la casa, de tomar posesión de nosotros... No relativizar, ¡vigilar! ¡Y siempre con Jesús!". ECATEPEC, 14 Feb. 16 / 02:17 pm (ACI). 

Todo lo anterior hay que tenerlo muy en cuenta porque todavía hay quienes dicen que el diablo no existe, que es “una figura simbólica para expresar el mal”, que es “una creación de la mente” para proyectar miedos, temores y conflictos internos, que es “un mito”, que es “una fábula”, que es “un malvado personaje mitológico”, que es “el equivalente a las brujas” de los “cuentos de hadas” y hasta “un personaje popular” pero que no pasa de ahí”, etc. 

III) Dicho todo lo anterior, vamos a narrar como fue el juicio a Jesús pero antes diremos que así como Nuestro Señor Jesucristo no negoció con el diablo, tampoco negoció con Anás y Caifás, tampoco negoció con Herodes y tampoco negoció con Poncio Pilatos. En el juicio a Jesús hubo dos partes: 

El juicio religioso y el juicio político.

 

A) En el juicio religioso los judíos se centraron en que era “blasfemo” ya que se autodefinió como Dios y la blasfemia era castigada por los judíos con la pena de muerte (“Todos dijeron: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» Jesús contestó: «Dicen bien, yo soy.». Lucas 22: 70-71). Es de notar que era imposible que Jesús blasfemara porque decía que la verdad porque al decir “yo soy Dios” decía la verdad. De ahí el dicho que “por la verdad murió Cristo”, por decir la verdad que es Dios. 

 

B) En el juicio político se centraron en que era “Rey” ("37.Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»". Juan 18: 37). Por lo tanto, supuestamente atentaba contra el César (“Pilato todavía buscaba la manera de dejarlo en libertad. Pero los judíos gritaban: «Si lo dejas en libertad, no eres amigo del César; el que se proclama rey se rebela contra el César.» Juan. 19: 12). Esto último es una de las innumerables injusticias que se cometieron en el juicio a Jesús ya que jamás atentó contra el César, Jesús dijo “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Lucas 20: 25.  


IV) En este punto vamos a profundizar en el juicio religioso pero antes veamos quién era Caifás:

 “Caifás (Joseph Caiaphas) fue un sumo sacerdote contemporáneo de Jesús. Es citado varias veces en el Nuevo Testamento (Mt 26,3; 26,57; Lc 3,2; 11,49; 18,13-14; Jn 18,24.28; Hch 4,6). El historiador judío Flavio Josefo dice que Caifás accedió al sumo sacerdocio alrededor del año 18, nombrado por Valerio Grato, y que fue depuesto por Vitelio en torno al año 36 (Antiquitates iudaicae, 18.2.2 y 18.4.3). Estaba casado con una hija de Anás. También según Flavio Josefo, Anás había sido el sumo sacerdote entre los años 6 y 15 (Antiquitates iudaicae, 18.2.1 y 18.2.2). De acuerdo con esa datación, y conforme a lo que señalan también los evangelios, Caifás era el sumo sacerdote cuando Jesús fue condenado a morir en la cruz.

Su larga permanencia en el sumo sacerdocio es un indicio más que significativo de que mantenía unas relaciones muy cordiales con la administración romana, también durante la administración de Pilato. En los escritos de Flavio Josefo se mencionan en varias ocasiones los insultos de Pilato a la identidad religiosa y nacional de los judíos y las voces de personajes concretos que se alzaron protestando contra él. La ausencia del nombre de Caifás —que era el sumo sacerdote precisamente en ese momento— entre los que se quejaron de los abusos de Pilato, pone de manifiesto las buenas relaciones que había entre ambos. Esa misma actitud de cercanía y colaboración con la autoridad romana es la que se refleja también en lo que cuentan los evangelios en torno al proceso de Jesús y su condena a muerte en la cruz. Todos los relatos evangélicos coinciden en que tras el interrogatorio de Jesús, los príncipes de los sacerdotes acordaron entregarlo a Pilato (Mt 27,1-2; Mc 15,1; Lc 23,1 y Jn 18,28)”. Fin de la cita. Tomado de “¿Quién fue Caifás?”. Página web del Opus Dei:

http://opusdei.org.ve/es-ve/article/37-quien-fue-caifas/

En la lectura anterior vimos que Anás era suegro de Caifás. Antes de llevar a Jesús donde Caifás, lo llevaron donde Anás:  

12. Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron 13.y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año." Juan 18: 12

Ahora bien, ¿quién era Anás? Para ello vamos a buscar la correspondiente cita en Wikipedia, la enciclopedia libre):

“Anás fue un sumo sacerdote del Sanedrín. 

Anás (también Ananus  o Ananias) era hijo de Set, y fue designado sumo sacerdote entre los años 6 y 15 d. C. por el romano Quirino, hasta que el procurador romano Valerio Grato (el que después dejaría su cargo a manos de Poncio Pilato) le quitó su puesto para más tarde concedérselo a Caifás  (año 18), su yerno… 

Anás, aún después de su despido, fue considerado sumo sacerdote junto con Caifás, y podía actuar como presidente del  Sanedrín. Según San Juan Evangelista, Jesús fue llevado primero ante Anás y, después de un interrogatorio, éste pidió a sus guardias que le llevasen ante Caifás y el resto del Consejo.

Anás actuó junto a Caifás en la captura y crucifixión de Jesucristo y en la posterior persecución de sus discípulos” (fin de la cita).

Luego de Anás, Jesús fue llevado donde Caifás:

"49.Entonces habló uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote aquel año, y dijo: «Ustedes no entienden nada. 50. No se dan cuenta de que es mejor que muera un solo hombre por el pueblo y no que perezca toda la nación.» 51. Estas palabras de Caifás no venían de sí mismo, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, profetizó en aquel momento; Jesús iba a morir por la nación; 52.y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53. Y desde ese día estuvieron decididos a matarlo." Juan 11: 49-53

"57.Los que tomaron preso a Jesús lo llevaron a casa del sumo sacerdote Caifás, donde se habían reunido los maestros de la Ley y las autoridades judías."  Mateo 26: 57

No podemos pasar por alto que durante el juicio religioso Jesús nunca contestó mal ni tuvo ninguna destemplanza, ni trató mal a nadie, a pesar de todo lo mucho que Jesús sufrió, hay que decir que Jesús nunca perdió la caballerosidad, el respeto, la consideración y el buen trato (fue firme, valiente, claro y categórico en su defensa pero eso no le impidió ser respetuoso, considerado: a pasar de todos inmensos sufrimientos y agonías, no dijo ni una sola palabra ni tuvo una expresión desconsiderada). Veamos: 

 “Cuando dijo esto, uno de los alguaciles que estaba cerca, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? Jesús le respondió: Si he hablado mal, da testimonio de lo que he hablado mal; pero si hablé bien, ¿por qué me pegas? Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote”.  Juan 18:22-24. 

Citemos ahora a San Mateo:

 “Finalmente, Caifás se levantó y le dijo: "Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios". Jesús le responde: "Tú lo has dicho. Os aseguro, en adelante veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo". Entonces el gran sacerdote se rasgó los vestidos, exclamando: " ¡Ha blasfemado! ¿Para qué queremos más testigos? Ahora mismo acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece?" Ellos respondieron: " Reo es de muerte" (Mt 26,62-66).

En el lenguaje judío el decir "Tú lo has dicho” era lo mismo que decir “yo soy”, tal como expresamente lo dice San Marcos:

"Pero él guardaba silencio y no contestaba. De nuevo el Sumo Sacerdote le preguntó: «¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios Bendito?» Jesús respondió: «Yo soy, y un día verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha de Dios poderoso y viniendo en medio de las nubes del cielo.» Marcos 14: 61-62. 

E igualmente, en relación a “yo soy”, en el Evangelio de San Lucas, leemos lo siguiente: 

“Cuando amaneció, se reunieron los jefes de los judíos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, y mandaron traer a Jesús ante su Consejo. Le interrogaron: «¿Eres tú el Cristo? Respóndenos». Jesús respondió: «Si se lo digo, ustedes no me creerán, y si les hago alguna pregunta, ustedes no me contestarán. Desde ahora, sin embargo, el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha del Dios Poderoso.» Todos dijeron: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» Jesús contestó: «Dicen bien, yo soy.» Ellos dijeron: «¿Para qué buscar otro testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.» Lucas 22:66-71

A Jesús le preguntó Caifás que dijera bajo juramento si era Dios o no. Si decía que sí, era reo de blasfemia. Luego, merecía la muerte. Y dijo que sí. Dijo: "Yo Soy Dios". En consecuencia, Caifás y los judíos lo declaran reo de muerte. 

Vemos que teóricamente hablando, Nuestro Señor Jesucristo se pudo haber salvado. Todo lo que tenía que haber hecho era negar su divinidad, o negociarla. Pero no hizo ninguna de las anteriores. No podía negar la verdad de su Divinidad ni tampoco negociarla (fue lo que antes comentamos).Dice el Santo Evangelio de San Mateo que fue la envidia la motivación para matar a Jesús.

 “Con ocasión de la Pascua, el gobernador tenía la costumbre de dejar en libertad a un condenado, a elección de la gente. De hecho el pueblo tenía entonces un detenido famoso, llamado Barrabás. Cuando se juntó toda la gente, Pilato les dijo: «¿A quién quieren que deje libre, a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?» Porque sabía que le habían entregado a Jesús por envidia”. Mateo. 27: 15-18. Más adelante hablaremos de lo que pasó con Barrabás. Por envidia Caín mató a Abel y por envidia los hijos de Jacob vendieron a su hermano José.

Antes de terminar de analizar el juicio religioso y pasar al juicio político notemos que hay dos hechos llamativos en el juicio religioso que son los siguientes:

Caifás, Anás y demás judíos condenan a muerte a Jesús por “blasfemo” pero tienen que acudir al procurador romano, Poncio Pilatos porque los romanos le había quitado a los judíos la facultad de aplicar la pena de muerte y veremos como Poncio Pilatos por cobardía lo condena a muerte mediante la muy famosa “lavada de manos”. Ahora bien son los romanos los  que terminan reconociendo a Jesús como Dios, veamos:

"50.Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu. 51. En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron. 52. Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. 53. Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos. 54. Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»". Mateo 27: 50-54.

Lo otro que hay que distinguir es que el bien tiene grados: entre las cosas buenas y las acciones buenas, hay cosas y acciones mejores que otras. El mal también tiene grados: entre las cosas malas y las acciones malas, hay cosas y acciones peores que otras; lo anterior es un asunto de justicia, por eso hay jerarquías entre los premios y los castigos, en efecto:

A mayor virtud, mayor premio, a mayor obra buena, mayor premio; a mayor pecado, mayor castigo o pena, a mayor injusticia, mayor castigo o pena

En el injusto juicio a Jesús hubo pecados mayores y pecados menores, veamos: 

“8.Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. 9. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?» Pero Jesús no le dio respuesta. 10. Le dijo Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?» 11. Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado que tú.»" Juan 19: 8

IV) Vamos a analizar el juicio político que se le hizo a Jesús: 

 

A)"28.De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. 29. Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?» 30. Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.» 31. Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley.» Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie.» 32. Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir”. "Juan 18-28-32.

 

Un autor anónimo comenta los anteriores hechos de la siguiente manera:

«¿Acaso soy yo judío?» que viene a significar: «¿Qué me importan a mí las cuestiones religiosas?». (Jn, 18, 35). Ante él los rabinos cambian la acusación: «Levanta al pueblo prohibiendo pagar tributos al César y dice ser el Mesías-rey» (Lc, 23, 2)… Ninguna de las acusaciones era cierta y Pilatos lo sabía: «Conocía que por envidia se lo habían entregado los príncipes de los sacerdotes» (Mc, 15, 10). Y se da cuenta de que quieren utilizarle como instrumento para sus propios fines… Cristo no ordenaba ni prohibía los tributos. Y, por otro lado, tras la primera multiplicación de los panes, cuando la gente quiere en verdad proclamarlo rey, Jesús se retira a orar, declinando el ofrecimiento y envía a sus discípulos a Betsaida, cruzando el lago de Genesaret, donde poco después, al reunirse con ellos, realizará el milagro de caminar sobre las aguas…” (Fin de la cita).

B) Por ello los judíos cambian la estrategia del juicio y ante Poncio Pilatos no van a acusar a Jesús de “blasfemo” sino de “insurrecto” y “sedicioso” contra el César por haberse proclamado “rey”. Para saber lo que vendrá después sigamos leyendo el Santo Evangelio: 

33. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» 34. Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?» 35. Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» 36. Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí. "37.Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.» 38. Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él".

Juan 18-33-38.

Vemos como Pilato proclama que es inocente pero le da miedo no condenarlo a muerte y en consecuencia apela a una primera estratagema y para ello se lo envía a Herodes, veamos:

 

"5.Pero ellos insistieron: «Está enseñando por todo el país de los judíos y sublevando al pueblo. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí.» 6. Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo. 7. Cuando supo que Jesús pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió, pues Herodes se hallaba también en Jerusalén por aquellos días. 8. Al ver a Jesús, Herodes se alegró mucho. Hacía tiempo que deseaba verlo por las cosas que oía de él, y esperaba que Jesús hiciera algún milagro en su presencia. 9. Le hizo, pues, un montón de preguntas. Pero Jesús no contestó nada, 10.mientras los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley permanecían frente a él y reiteraban sus acusaciones. 11. Herodes con su guardia lo trató con desprecio; para burlarse de él lo cubrió con un manto espléndido y lo devolvió a Pilato. 12. Y ese mismo día Herodes y Pilato, que eran enemigos, se hicieron amigos." Lucas 23. 5-12

El autor anónimo antes citado comenta este pasaje de Herodes y Jesús narrado en el  Santo Evangelio, de la siguiente manera: 

“Pilatos, al enterarse de que Cristo es galileo, trata de quitarse de encima tan enojoso asunto y lo envía a Herodes, aprovechando la estancia de éste en Jerusalén. Espera que éste, al absolver a Jesús, ratifique ante el pueblo su declaración de inocencia, pues pensaba que si hubiera habido alguna culpa cierta en aquel alborotador de masas, Herodes –su juez natural– le hubiese antes aprehendido.

 

Herodes se alegra de tener ante él al autor de tan cacareados prodigios: «Esperaba ver de él alguna señal» (Lc, 23,8) y en su presencia los sanedritas repiten las mismas acusaciones; pero Jesús calla. Por eso Herodes, cansado de preguntas, lo devuelve a Pilatos. De otra parte, no quiere condenarle: el remordimiento por la forzada muerte de Juan Bautista y la popularidad de Cristo entre las masas, unido a que Pilatos tampoco había visto ninguna culpa, le hacen rechazar la acusación…  

Entonces idea la burla de la túnica: todos los aspirantes a ejercer en Roma una magistratura acostumbraban llevar una «túnica cándida» (de ahí deriva la palabra candidato) o vestido blanco que significase su deseo. Se la hace vestir con un doble fin: por un lado humilla así al que pretendía hacerse rey y, por otro, declara simbólicamente su inocencia del delito que se le imputa…

Herodes remite al acusado al procurador romano y se desentiende definitivamente del asunto”. (Fin de la cita).

Este episodio de la Pasión de Cristo lo comenta también la página web de Catholic. Net

“Dijo Pilato a los sumos sacerdotes y a la muchedumbre: No encuentro ningún delito en este hombre. Pero ellos insistían diciendo: Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea, hasta aquí"(Lc). Al oír la palabra Galilea se le hace una luz para solucionar ese enojoso problema: enviará a Jesús a que lo juzgue el rey de Galilea, que es Herodes. Y aquí comienza una nueva serie de injusticias que concluirá de mal modo.

 

Los soldados cogen a Jesús y lo llevan al palacio de Herodes que estaba cerca de la casa de Caifás en la parte alta de la ciudad. Todo el mundo en Jerusalén puede enterarse que Jesús ha sido detenido. El factor sorpresa pretendido por los sanedritas para matar a Jesús sin tumulto se ha perdido. Y comienza el cortejo, atravesando toda la ciudad en momentos en que la gente bulle de un lado a otro, todos se enteran.

 

Herodes "estaba también aquellos días en Jerusalén"(Lc). Y va a empezar el sorprendente proceso. "Herodes, al ver a Jesús, se alegró mucho, pues deseaba verlo hacía mucho tiempo, porque había oído muchas cosas acerca de Él y esperaba verle hacer algún milagro. Le preguntó con mucha locuacidad, pero Él no le respondió nada"(Lc).

 

La actitud de Cristo ante Herodes contrasta de nuevo, con la que tuvo ante Pilato. Jesús "no respondió nada" a la locuacidad del que le podía conseguir la libertad de sus acusadores. La postura del Salvador es de sencillez y, por otra parte, de severidad. Su silencio es como un castigo ejemplar por la conducta anterior de Herodes, y en el mismo juicio. Herodes quiere convertir a Jesús en protagonista principal de un espectáculo en un acto de frivolidad extraordinario.

 

"Herodes, junto con sus soldados, le despreció, se burló de él poniéndole un vestido blanco, y le envió a Pilato"(Lc)

 

Y..."Herodes y Pilatos se hicieron amigos aquel día, pues antes eran enemigos entre sí"(Lucas 23: 12). Va a ocurrir varias veces en este proceso que se hagan alianzas y amistades a causa de las injusticias cometidas contra el inocente. Durarán poco, pero da la impresión de que cada uno piensa en justificar la propia conducta con el hecho de que los otros también han obrado mal y contra todo derecho”. Fin de la cita. Tomado de “El juicio de Jesús. La Pasión de Jesús” de la página web de Catholic. Net:

 

http://es.catholic.net/op/articulos/17760/cat/709/10-el-juicio-de-jesus.html

Queremos resaltar lo siguiente: "Herodes y Pilatos se hicieron amigos aquel día, pues antes eran enemigos entre sí": a los malos los une la maldad que cometen. 

En todo lo anterior también se ve claro que Herodes también proclama la inocencia de Jesús, veamos: 

C) Jesús vuelve donde Pilato. Vamos a volver a citar al autor anónimo

“Nuevamente en su presencia, Pilatos se debate en un mar de indecisiones; primero se jacta de «tener poder para soltarle o crucificarle» (Jn, 19, 10) y luego reconoce su inocencia: «No encuentro culpa alguna en este justo». «Me lo habéis entregado como alborotador del pueblo y, habiéndolo interrogado, no encuentro en él ninguno de los delitos que alegáis. Y ni aun Herodes, pues me lo habéis vuelto a enviar. Nada, pues, ha hecho que merezca la muerte» (fin de la cita).

Es decir, como antes dijimos: Pilatos y Herodes reconocen a Jesús como inocente. Vamos a ver ahora que hasta Judas Iscariote reconoció a Jesús como inocente:

"3.Cuando Judas, el traidor, supo que Jesús había sido condenado, se llenó de remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los jefes judíos. 4. Les dijo: «He pecado: he entregado a la muerte a un inocente.» Ellos le contestaron: «¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo.» 5. Entonces él, arrojando las monedas en el Templo, se marchó y fue a ahorcarse”. Mateo 27: 3-5.

 

D) Pilatos lo interroga y le pregunta si es el Rey de los Judíos, Jesús le dice que sí y añade lo siguiente:"

 

Mi reino no es de este mundo" (Juan 18:36).

“Entonces Pilato le dijo: — ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: —Tú dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad oye mi voz.

Le dijo Pilato: — ¿Qué es la verdad? Habiendo dicho esto, salió de nuevo a los judíos y les dijo: —Yo no hallo ningún delito en él”. Juan, 18, 37. Nótese que Jesús no le contestó a Pilato.

E) No se puede pasar por alto que antes de Pilato entregarlo para que lo crucificaran lo mandó a azotar. Castigo terrible e inmisericorde en el que no pocos morían:

"1.Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. 2. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; 3.y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.” Y le daban bofetadas. 

Pilato volvió a salir y les dijo: «Miren, se lo traigo de nuevo fuera; sepan que no encuentro ningún delito en él.» Entonces salió Jesús fuera llevando la corona de espinos y el manto rojo. Pilato les dijo: «Aquí tenéis al hombre.». («Ecce Homo!»). San Juan. 19. 1-5

Pilatos presentó a Jesús hecho una llaga, un irreconocible  despojo humano  como había profetizado Isaías:

 

“No tenía brillo ni belleza para que nos fijáramos en él, y su apariencia no era como para cautivarnos. Despreciado por los hombres y marginado, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara, no contaba para nada…Fue maltratado y él se humilló y no dijo nada, fue llevado cual cordero al matadero, como una oveja que permanece muda cuando la esquilan”. (Isaías  capítulo 53). 

F) Pilatos, que ya se ha dado cuenta que es inocente, intenta nuevamente salvarlo, para ello inventa  un  “referéndum” o un  “plebiscito” o como quiera que  eso se llame, lo que hoy en día algunos llamarían “apelar al pueblo”, o  “apelar a la consulta popular”, o “apelar al soberano”  para la escogencia entre Barrabás y Jesús, ya que era costumbre soltar un preso por la Pascua. Veamos como narra este episodio San Mateo:

“Con ocasión de la Pascua, el gobernador tenía la costumbre de dejar en libertad a un condenado, a elección de la gente.

De hecho el pueblo tenía entonces un detenido famoso, llamado Barrabás.

Cuando se juntó toda la gente, Pilato les dijo: « ¿A quién quieren que deje libre, a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?»

Porque sabía que le habían entregado a Jesús por envidia.

 

Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.»" 

Mientras tanto, los jefes de los sacerdotes y los jefes de los judíos persuadieron al gentío a que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Cuando el gobernador volvió a preguntarles: « ¿A cuál de los dos quieren que les suelte?», ellos contestaron: «A Barrabás.» Mateo. 27: 15-21.

Queremos resaltar lo siguiente: “los jefes de los sacerdotes y los jefes de los judíos persuadieron al gentío a que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús”.

 

De este episodio no solo resalta el “referéndum”, o el “plebiscito”  sino también que la mujer de Poncio Pilatos lo reconoce como inocente. Al llamar “justo” a Jesús lo reconoce como inocente. Poncio Pilato ni siquiera le hizo caso a su mujer:

Vamos a continuar con la narración que hace de este episodio San Lucas: 

"13.Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo 14.y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis. 15. Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. 16. Así que le castigaré y le soltaré.» 18. Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!» 19. Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato. 20. Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús, 21.pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!» 22. Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.» 23. Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes. 24. Pilato sentenció que se cumpliera su demanda. 25. Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad." Lucas 23. 13-25         (resaltamos la siguiente expresión “Este” había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato”, “Este” es Barrabás).

San Juan también narra estos hechos. No olvidemos que Pilatos seguía insistiendo que no encontraba delito en Jesús. Pilatos pensó que viéndolo en un estado tan lastimoso y deplorable, sus enemigos, movidos por la piedad o satisfechos con el castigo ya infligido, desistirían de reclamar la pena de muerte para Jesús pero mientras más insistía Pilatos, más enfurecía a los judíos para que lo condenara a muerte, hasta que ponen a Pilatos contra la pared. Veamos lo que de esto nos dice el Santo Evangelio según San Juan:

 

“Pilato contestó: «Tómenlo ustedes y crucifíquenlo, pues yo no encuentro motivo para condenarlo.» Los judíos contestaron: «Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir, pues se ha proclamado Hijo de Dios.» Cuando Pilato escuchó esto, tuvo más miedo… Pilato todavía buscaba la manera de dejarlo en libertad. Pero los judíos gritaban: «Si lo dejas en libertad, no eres amigo del César; el que se proclama rey se rebela contra el César.» 

Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús al lugar llamado el Enlosado, en hebreo Gábbata, y lo hizo sentar en la sede del tribunal. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Pilato dijo a los judíos: «Aquí tienen a su rey.» Ellos gritaron: «¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!» Pilato replicó: « ¿He de crucificar a su Rey?» Los jefes de los sacerdotes contestaron: «No tenemos más rey que el César….» San Juan. 19: 6-9. 12-15.

 

Al final Pilatos sucumbe por el miedo y la cobardía, y dicta la sentencia:

 

Entonces Pilato les entregó a Jesús y para que fuera puesto en cruz”. San Juan. 19.15

 

El mismo autor anónimo antes citado relata este hecho de la siguiente  manera:

“Pilatos, cogido entre la duda, el temor y la injusticia, es el símbolo de la suprema indecisión. Y, por mucho que se lave las manos, no podrá nunca borrar de su conciencia la tremenda responsabilidad de aquel asesinato. Por eso ha merecido entrar en el Credo litúrgico redactado por los Apóstoles: «Padeció bajo el poder de Poncio Pilatos» y aquel funesto lavatorio habrá quedado como símbolo de la más triste cobardía para el resto de los siglos” (fin de la cita)

“El referéndum”, “el plebiscito”,  “la consulta al pueblo”,  “la consulta al soberano” o como se quiera llamar lo que hizo Poncio Pilatos, prueba que no es verdad aquello que dice que “el pueblo no se equivoca”. El pueblo sí se equivoca. No es verdad eso de "vox populi, vox Dei": "la voz del pueblo” no es “la voz de Dios”. En este caso, el pueblo, no solamente no fue la voz de Dios sino que pidió la muerte de Dios.  Acerca de Barrabás, San Marcos dice lo siguiente: 

"7.Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato." Marcos 15: 7. 

 

Resaltamos la palabra “sediciosos”. Hoy en día la palabra "sedicioso" es sinónimo de "golpista", “insurrecto”. Hay que tener esto muy en cuenta en relación a aquellos auto denominados como “iluminados”, “salvadores”, “vengadores” que no son otras cosa que “falsos profetas” y “lobos disfrazados de corderos” que dicen que ellos son “los representantes” de "la voz del pueblo, la voz de Dios”, y que por lo tanto “no se equivocan”, pretendiendo con esto decir que con ellos “manda el pueblo” y en consecuencia pretender sacar frutos y ventajas de orden político para en consecuencia poder llegar al poder y terminar convirtiéndose en sátrapas, dictadores y tiranos.   

 

Pilato fue un cobarde, no se atrevió a liberar a Jesús que el mismo Pilato lo reconocía como inocente e incluso lo reconocía como inocente su misma mujer como antes citamos. 

V) A pesar de toda la cobardía de Poncio Pilatos y que “la voz del pueblo” no fue “la voz de Dios” ya que  le pidieron a Pilato que condenara a “vuestro Rey”, la realeza de Jesús se terminó imponiendo. Veamos: 

"19.Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo sobre la cruz. Estaba escrito: «Jesús el Nazareno, Rey de los judíos.» 20. Muchos judíos leyeron este letrero, pues el lugar donde Jesús fue crucificado estaba muy cerca de la ciudad. Además, estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21. Los jefes de los sacerdotes dijeron a Pilato: «No escribas: "Rey de los Judíos", sino: "Este ha dicho: Yo soy el rey de los judíos".» 22. Pilato contestó: «Lo  escrito, escrito está.»". Juan 19: 19-22  

 

VI) Jesús no negoció con Caifás, tampoco negoció con Poncio Pilato y tampoco con Herodes. Como antes mencionamos, a Caifás le contestó que era “Dios”, a Herodes le dijo que era “Rey” aunque aclaró que su reino no era de este mundo y a Herodes no le hizo el milagro circense que pretendía que le hiciera enseñándonos con este último que si bien en la vida hay momentos de hablar y defenderse mediante la palabra lo que toca defender, también hay momentos de callar y de no complacer indignidades como pretendía Herodes que le hiciera un milagro como si se tratara de un acto de magia en un circo.

 

En los tres casos se pudo haber salvado: negando o negociando su Divinidad, negando, o negociado su Realeza, o haciéndole un milagro circense a Herodes pero  prefirió morir que negar la verdad que era Dios, que era Rey o haciéndole a Herodes magia circense como  Herodes pretendía. 

 

O Jesucristo es Dios o no lo es, pero no puede ser medio “Dios”. Y si es Dios no puede negociar su Divinidad como en efecto era imposible que hiciera, lo mismo se aplica a su Realeza. Los Tres Reyes Magos le ofrecieron a Jesús, incienso como símbolo de su divinidad, oro como símbolo de su realeza y mirra como símbolo de su humanidad.   

VII) Jesús muere como consecuencia de la injusta condena a que fue sometido. Sin embargo, como bien dijo San Juan Pablo II, “Jesucristo no se bajó de la Cruz”. Y por lo tanto se pudo cumplir con lo siguiente:

“Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Juan 12,32).

 

“Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna” (Jn 3, 14-15).

Una de las dos oraciones que reza el sacerdote antes de comulgar comienza así:  

“Señor Jesucristo hijo de Dios vivo que por voluntad del Padre y cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo…”.

 

Jesús cumpliendo la voluntad del Padre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó y le dio el nombre que está por encima de todo nombre (Filipenses 2,8-9).

El prefacio de la misa de la exaltación de la Santa Cruz, dice lo siguiente: “Porque has puesto la salvación del género humano en el árbol de la Cruz, para que, donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida, y el que venció en un árbol, fuera en un árbol vencido, por Cristo, Señor nuestro”.

En los momentos previos a su muerte San Francisco de Asís pidió que le leyeran la Pasión de nuestro Señor Jesucristo. 

VIII) Luego de la injusta condena a muerte de Jesús vino su gloriosa Resurrección:

 

Durante la celebración del domingo de resurrección del año 2009, el para entonces Sumo Pontífice Benedicto XVI “explicó a los numerosos fieles congregados en la Plaza de San Pedro que la resurrección de Cristo no es un mito sino una verdad histórica”. 

 

“Cristo resucitó de entre los muertos, como primicia de los que durmieron…Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos tendrán vida en Cristo " (1Co 15,20-22). 

No olvidemos que no hay ni Pasión ni Muerte de Jesús sin su posterior Resurrección. Si Jesucristo se hubiera acobardado y en consecuencia se hubiera bajado de la Cruz o hubiera negociado lo innegociable, como lo es su Divinidad y su Realeza, no hubiera muerto. Y si no hubiera muerto, no hubiera resucitado. No puede resucitar lo que está vivo. Para poder resucitar, hay que por definición que estar muerto. Y si no hubiera resucitado, no existiría el cristianismo, que le pese a quien le pese, lleva 2000 años ininterrumpidos

La Resurrección de Jesucristo no es exclusiva de los católicos. La resurrección de Jesucristo es la piedra angular de toda religión cristiana sea como sea que se le llame: luteranos, anglicanos, calvinistas, ortodoxos griegos, etc. La Resurrección de Jesucristo es uno de los fundamentos de todas las denominaciones cristianas. Es decir, no se puede ser cristiano si no se cree en la Resurrección del Señor. Por otra parte, bien lo dice San Pablo

Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Cor 15, 14).

 

IX)Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros”. Juan 21: 25. 

 

 

Este es el final del Evangelio según San Juan.  En este sencillo trabajo hemos intentado realizar unas breves pinceladas sobre el juicio a Jesús que terminó en la injusta condena a Muerte de Jesús debido a la envidia de las autoridades civiles y religiosas de los judíos y a la cobardía de Poncio Pilatos pero que felizmente terminó con su subsiguiente gloriosa Resurrección al tercer día.  

 

Parafraseando a San Juan, nos atrevemos a decir que si se escribieran uno por uno los detalles del juicio a Jesús, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros.

X) Finalizaremos con las siguientes frases recogidas en el Evangelio que dijo Nuestro Señor Jesucristo: 

“No temáis”, “en el mundo tendréis tribulaciones, pero confiad: yo he vencido al mundo” (Mateo 28,10; Juan 16,33). 

Luis Alberto Machado Sanz

Abogado

machadosanz@gmail.com

@caballitonoble